Fines de la Red de Investigación
Los tres términos clave de la Red, etnicidad, ciudadanía y pertenencia, se ocupan de preguntas centrales en todo el mundo que giran alrededor de la exclusión e inclusión social. Se están llevando a cabo investigaciones acerca de este tema, tanto a nivel nacional como internacional, en las áreas de la ciencia política, economía, sociología, antropología, así como también, en el campo de la historia, los estudios culturales y la lingüística. Hasta el momento, el intercambio interdisciplinario ha sido muy limitado, sobre todo, se puede constatar la carencia de redes y plataformas institucionalizadas para el diálogo científico sobre la investigación latinoamericana. Uno de los objetivos de la Red de Investigación es reducir este déficit, aunar competencias sobre América Latina y afianzarlas estructuralmente.
En 2010-2014, el fin de la Red fue la elaboración teórica de carácter interdisciplinario en torno a los tres conceptos clave. En el marco de los subproyectos se elaboraron una serie de estudios de caso relacionados entre sí que utilizaron y re-enfocaron sistemáticamente planteamientos de la teoría (no solamente latinoamericana) sobre la etnicidad, la ciudadanía y la pertenencia. El trabajo teórico-metodológico tuvo como objetivo no solamente ampliar los conocimientos regionales específicos mediante distintos estudios de caso, sino también impulsar la discusión temática sobre los conceptos analizados.
Aparte de las preguntas de investigación principales, el intercambio sobre los métodos empleados respectivamente son de gran importancia. Los miembros de los grupos investigan sobre los mismos fenómenos mediante distintos métodos como el análisis de la comunicación, el discurso y los medios, la observación participativa, entrevistas biográficas y el análisis de redes y fuentes históricas, así como la historia de conceptos. Para cada caso se establece una interrelación entre las perspectivas de los actores y las categorías estructurales de la sociedad a través de enfoques cuantitativos y estructualmente descriptivos. Para éste fin se plantea la pregunta sobre la forma en que se moldean los respectivos campos de problemas desde las diferentes disciplinas y que conceptos pueden ser “traducidos” de forma provechosa. Así, las disciplinas que tienen un enfoque más sistemático y una orientación predominantemente histórica y aquellas ligadas a los estudios de la cultura pueden complementarse de una manera poco usual hasta el momento en la investigación acerca de América Latina.
Para el período de 2014-2016, la Red de Investigación sobre América Latina tiene como objetivo investigar la aplicación práctica de la etnicidad, ciudadanía y pertenencia en el diálogo entre la ciencia y algunos campos de práctica. Durante la primera fase, se hizo evidente que, en primer lugar, el acceso interdisciplinario y comparativo de los términos clave es razonable. En segundo lugar, la tematización de la negociación en curso y la construcción de las ideas de categorizaciones sociales y concepciones des pertenencia investigadas resultó ser particularmente importante. Por lo tanto, en la segunda fase se analizará el uso de conceptos académicos, tales como la etnicidad y la pertenencia en auto-representaciones y representaciones de otros, así como las articulaciones de la ciudadanía, sus negociaciones y consecuencias, en la práctica socio- política y pedagógica y como se los hace aplicable. En concreto, el proyecto examinará, en qué forma y con qué consecuencias se utilizan los conceptos de las ciencias sociales la etnicidad y la pertenencia, como se construyen esencialismos, como se utilizan políticas de identidad en el contexto de las reclamaciones de la ciudadanía y, por lo tanto, como se crean o amplian los mecanismos de exclusión.
Los cinco subproyectos
Las diferencias sociales y culturales, así como sus criterios de pertenencia y diferenciación, su génesis, mecanismos y consecuencias son el tema esencial de análisis de cada uno de los subproyectos de la Red, no obstante, cada uno se concentra en un aspecto específico de las mismas. Los procesos sociales de inclusión y exclusión son influenciados por un gran número de factores ligados a los criterios arriba mencionados. Los grupos de trabajo se ocupan de estos factores a través de sus respectivos subproyectos (véase personal académico).
En 2010-2014 el subproyecto de Bielefeld se cuestionó el cómo es que la inclusión y la exclusión son comunicadas y/o tratadas en el espacio político y cuáles son los factores que influencian esta comunicación. El subproyecto de Bonn examinó el espacio político y social construído a partir de la migración y las relaciones translocales. A través de la utilización de un concepto relacional y procesal del espacio; se investigó por un lado, el significado de los vínculos local-material para la autocomprensión migrante, y por el otro lado el subproyecto se ocupó de la relevancia que toma un mercado de trabajo informal, el cual se vuelve progresivamente inseguro y marginal. En el subproyecto de Colonia se analizaron las interdependencias entre etnicidad y nacionalidad con otras categorías sociales como lo son la clase, el género y la edad. En el subproyecto de Hanóver se investigaron las atribuciones étnicas, en primer instante en su interacción con los cambios políticos y socioeconómicos. Finalemnte, en Münster se trabajó el desarrollo histórico de la nacionalidad para la población indígena y afrodescendiente en México en la transición del periodo colonial al estado constitucional moderno.
En 2014-2016 el grupo de trabajo de Bielefeld busca traducir los resultados de sus investigaciones en formatos pedagógicos para el sector educativo escolar que se orientan en los principios del aprendizaje global. El subproyecto de Bonn enfoca la articulación de pertenencia y ciudadanía bajo el contexto de migración en Madrid y investiga movimientos sociales autoorganizados y asociaciones de migrantes. Además de la investigación científica, se organiza varios talleres con las asociaciones de migrantes y instituciones de cooperación al desarrollo. Bajo los intereses de investigación de los subproyectos Hanóver y Colonia se encuentran los procesos de construcción de diferencias culturales, así como la negociación de ciudadadnía y pertenencia en América Latina. Los dos subproyectos organizan un taller con el tema del aprendizaje global y formaciones interculturales. El subproyecto de Colonia, se dedica en particular a la cuestión de cuál es el papel de la ciudadanía diferenciada, en forma de derechos diferenciados en el sector de educación, en los debates de pertenencía étnica en una seleccionada reserva colectiva de la Amazonía brasileña. En el subproyecto de Hanóver se estudia la construcción de élite en el contexto de procesos de migración en regiones urbanas del Ecuador. En el subproyecto de Münster se considerará la creación y el uso de las categorías de identidad étnica y nacional en el ámbito local con el fin de mostrar su variabilidad y dependencia del contexto. El proyecto también se ha puesto como objetivo procesar los resultados de las investigaciones de la red en forma de programas de radio.
Tres términos clave
El término etnicidad describe un fenómeno socialmente construido en el cual se realizan adscripciones colectivas de sí y de lo ajeno estableciendo límites respecto al “Otro”. En ese proceso, los actores emplean prácticas culturales o recurren a distintos rasgos de diferenciación para distinguirse y separarse conscientemente de otros. Se trata de un concepto dinámico que se utiliza para clasificar a seres humanos en categorías. En las distintas semánticas de lo étnico, uno de los aspectos referenciales más importantes es la idea de un origen común (véase Weber).
En las sociedades de América Latina, tanto en el pasado como en la actualidad, la desigualdad socio-económica no solamente resulta influenciada por categorizaciones étnicas, sino que es determinada decisivamente. Ya durante la época del dominio colonial, las categorizaciones étnicas (o el sistema de castas) formaron parte de los mecanismos más importantes de configuración del orden social. En muchas regiones los españoles separaban, de manera espacial- así como también socialmente, a los habitantes indígenas del resto de la población. Las estructuras creadas por los españoles que marcaron la sociedad de América Latina durante más de tres siglos, se han extendido más allá del dominio colonial en muchos lugares y continúan influyendo hasta hoy en las formaciones sociales de muchos Estados. Al mismo tiempo, a más tardar desde la época colonial los derechos de participación política se han organizado implícitamente de acuerdo a categorías étnicas. La etnicidad se ha convertido de modo creciente en un recurso importante para distintos actores en la consecución de sus objetivos, como es el caso de los movimientos indígenas. El intento de debilitar la exclusión económica y política (pos-) colonial desde la categoría de la etnicidad refuerza por otra parte la etnicización de lo político. Esto ha conducido a que desde hace algunos años, varias sociedades latinoamericanas se definan como estados “multi-étnicos” por ejemplo Colombia, Ecuador y Bolivia. A partir del siglo XIX se empezó a usar el concepto “científico” de “raza” en América Latina para demarcar límites entre grupos de población. Sin embargo, a diferencia de los Estados Unidos, se propagaron también las consecuencias positivas de la mezcla de las supuestas “razas” como concepto contrario a la estricta separación racial (p. ej. La raza cósmica de J. Vasconcelos en México). No obstante, los grupos afro-descendientes o indígenas de la población fueron entendidos muchas veces como inferiores por parte de las elites criollo-mestizas, de donde resultó su exclusión total o parcial de la ciudadanía. El argumento de la pertenencia étnica que sobre todo ha sido propagada por los movimientos indígenas desde los años setenta, sigue siendo central para las cuestiones de participación política, social y cultural.
La Red de Investigación examina las reformulaciones de la comunidad política tal como se han podido observar repetidamente en la historia de Latinoamérica, así como también los debates acerca de ideas de orden y sus transformaciones. El concepto de Ciudadanía describe un conjunto históricamente específico de derechos y deberes cívicos, políticos y sociales (T.H. Marshall), los cuales han sido complementados entretanto con derechos y deberes culturales. Al mismo tiempo, el término de ciudadanía se refiere a las constantes negociaciones sobre ese conjunto de derechos y obligaciones, entre instituciones políticas con pretensión hegemonial, individuos y grupos.
Ciudadanía es así un concepto dinámico. Tanto los derechos y deberes que implica, como la cuestión del sujeto que puede ser beneficiario de la ciudadanía de un Estado y la pregunta por el grado en que esto ocurre efectivamente –más allá del mero estatus jurídico formal–, son elementos que estuvieron y continúan estando sujetos a un constante cambio. Esas negociaciones se remiten a una comprensión del Estado de proveniencia europeo-republicana que formalmente concede los mismos derechos y deberes a todos los ciudadanos como individuos. Dicha comprensión del Estado crea el sentido de pertenencia a una comunidad política que excluye de ella a todos los que no son ciudadanos. Estos derechos y deberes se basan en imaginarios específicos de comunidad, a los cuales corresponden principios fundamentales de participación social. De facto, a lo largo de diferentes fases históricas el acceso a estos derechos no ha sido igual para todos los individuos y grupos. Al contrario, dicho acceso ha resultado expresión de diferentes posiciones de poder. Ni siquiera la soberanía establecida por las luchas de independencia al inicio del siglo XIX pudo cambiar este fenómeno fundamentalmente. Así la promesa liberal de derechos iguales para todos los “ciudadanos” –desde el punto de vista formal–, solamente cubre las relaciones desiguales de poder existentes. De esa manera, los derechos cívicos pueden generar lealtad frente a una “comunidad imaginada” (B. Anderson) y fortalecer la cohesión social. Desde la fundación de los Estados-Nación en Latinoamérica, sus construcciones específicas de un “nosotros” nacional han favorecido a determinados grupos sociales y discriminado otros. La ampliación de los derechos civiles para pesonas pertenecientes a otros grupos étnicos está sujeta a constantes negociaciones. La comprensión pos- o transnacional de la ciudadanía, así como las recientes demandas de una ciudadanía étnica o cultural ponen al descubierto que el concepto de pertenencia uniforme sigue siendo una promesa incumplida. Al mismo tiempo estas nuevas perspectivas del concepto de ciudadanía socavan la idea misma de pertenencia uniforme, en la medida en que buscan alternativas al modelo que se centra en el Estado. Se puede observar que sobre todo actores y movimientos indígenas aportan activamente sus propias concepciones de orden social en el discurso político (“ciudadanía indígena”, “cultural citizenship”).
La investigación sobre migración también utiliza una noción ampliada de ciudadanía que parte de acciones de práctica diaria, iniciativas políticas y negociaciones de los así llamados no-ciudadanos que realmente están excluidos de la posibilidad de participación política (por ejemplo del derecho al voto). Tal noción supera delimitaciones espaciales y referencias como nación y continente a favor del análisis de actividades transnacionales que trascienden diversos espacios y que dominan las interacciones sociales en un mundo global.
Las ideas y concepciones del término Pertenencia varían en el uso cotidiano así como en el uso científico. Una primera interpretación científica del término se refiere a aquellas formas de auto-adscripción o adscripción ajena, ligadas al deseo o exigencia de formar parte de un conjunto. La pertenencia suele emplearse como un tipo de metaconcepto que involucra otras categorizaciones sociales como por ejemplo, la etnicidad o la ciudadanía. Estas filiaciones legitimadas formalmente, o por otras vías, constituyen también formas de pertenencia a un grupo. De aquellas pertenencias colectivas – sean construidas de forma social, o adjudicadas formal- y/o jurídicamente (como, por ejemplo, una nacionalidad) – se pueden deducir procesos de inclusión y exclusión respecto a un grupo. De este modo, también es posible investigar cómo se definen fronteras sociales o unidades políticas que imposibilitan la pertenencia y que por ende crean exclusión (“política de pertenencia”).
Por otro lado, está el entendimiento de pertenencia que parte del vínculo de un individuo con su medio natural y social. Esta concepción de pertenencia hace hincapié en vínculos de tipo múltiple y variable, que van más allá de toda noción normativa de un orden. Estas relaciones situacionales y múltiples, que pueden ser de naturaleza social, material y sensorial, están sometidas a un proceso continuo de transformación, articulan y conciertan una y otra vez de modo permanente en las acciones y experiencias cotidianas de los actores. Desde esta perspectiva, el término pertenencia va más allá de toda forma de legitimación y regulación jurídica. Más bien, se da como consecuencia de distintos sucesos, o bien, en el marco de biografías individuales. El concepto remite a la compatibilidad de distintas maneras de formar parte de algo, en tiempos de redes globales y de relaciones de intercambio. De este modo enfatiza la permeabilidad y no la fijación de fronteras sociales. Además, esta forma relacional y contextual de entender la pertenencia permite ir más allá del análisis de fenómenos sociales, e integrar al análisis sus vínculos espaciales e históricos.
Esto es evidente de modo ejemplar, sobre todo en el contexto de la investigación de movimientos transnacionales, migración y translocalidad. En este contexto el concepto de pertenencia refleja las complejas relaciones que sostienen los seres humanos en distintos lugares, múltiples realidades y con panoramas sociales y políticos cambiantes. Según Anthias, la pertenencia se ubica en la intersección que resulta de la posición social que se le adjudica a un individuo en el marco de un orden social y su propio posicionamiento dentro de la sociedad. La investigación sobre migración que atiende tanto aspectos estructurales como a los actores constituye un buen punto de partida para abordar posiciones contrapuestas sobre la pertenencia. Tal es el caso de las posturas de corte esencialista como, por ejemplo, las concepciones primordiales de formar parte de un grupo étnico o una nación, por un lado y por otro, aquellas nociones que tienen en cuenta vínculos múltiples así como la continuidad y ruptura de ordenes sociales normativos.